¿Quiénes somos y vamos a seguir siendo? ¿De dónde venimos?
La trayectoria política de Juventud Sin Futuro nunca se había vinculado antes de forma tan clara a un territorio. Ese territorio es Madrid, la ciudad donde nació este colectivo y desde la que ahora lanzamos la campaña No Es Ciudad para Jóvenes. Llevamos tres años trabajando en construir un discurso político de la gente de abajo que explique en nuestras palabras, y a través de nuestras experiencias la política, la economía y los problemas sociales. Hemos hecho, con tropiezos, dudas y errores, un trabajo de traducir la política de traje y corbata que nadie entiende a un lenguaje de andar por casa. En algunas ocasiones hemos acertado y hemos sido capaces de llegar a mucha gente a través de los medios de comunicación, de las redes sociales y de una presencia en las movilizaciones desigual, pero tremendamente efectiva a veces.
Hasta hoy hemos sido un colectivo que hablaba de grandes temas de una forma cotidiana. No vamos a dejar de serlo. Desde hace más de cinco años, la gente corriente está siendo diariamente golpeada por una gestión de la crisis que busca, sencillamente, aumentar los privilegios de los privilegiados, dejando tierra quemada para el resto. La situación de la juventud es especialmente trágica, pues su desamparo, con unas tasas de desempleo superiores al 55%, no significa solo un presente poco alentador, sino que asegura un futuro negro.
Desde el inicio, y a pesar de que el tiempo y los acontecimientos transforman tanto la realidad social como a quienes intervenimos en ella, nos hemos guiado por unas líneas de conductas sencillas, pero contundentes: peleamos la política para recuperar la Democracia, y es que queremos Democracia para recuperar nuestro futuro.
Creemos que la política no puede ser una cosa aburrida que sale por la televisión, con un lenguaje que solo entienden los sujetos que se dedican a perpetuarse en esa política, que no es ni puede ser la nuestra. La política es el ámbito en que se toman las decisiones sobre cómo organizar la sociedad, y esas decisiones implican a todo el mundo. Por eso, todo el mundo tiene que participar de la política y tiene que ser accesible y comprensible.
Que el lenguaje de la política no se entienda no es un mero hecho del azar. Beneficia a quienes lo han encriptado para ejercerla como monopolio. Participar, decidir y construir son señas de identidad de Juventud Sin Futuro porque son la única fórmula para que la política no sea patrimonio de una minoría privilegiada. Traducir las decisiones que los de arriba toman en su propio beneficio para el resto de la gente es una tarea fundamental: necesitamos saber de qué hablamos, qué sucede, quién se beneficia y quién sale perdiendo en cada decisión. Hemos puesto todo nuestro esfuerzo en descifrar el lenguaje político y señalar quién, cómo, dónde y por qué toman las decisiones.
La política no es neutral, nunca lo es. Cada decisión beneficia a unos grupos sociales y perjudica a otros. La situación de empobrecimiento que sufre cada persona que no puede desarrollar su vida de forma digna, los sueños robados, son el resultado de decisiones concretas, de la política. Por eso, hay que intervenir y participar, porque quien no hace política está condenada a que se la hagan otros en su contra.
Por eso, Democracia no es votar cada cuatro años, sino repartir el poder para tomar las decisiones colectivas, comprender que cada una es un ciudadana con derechos y obligaciones que no son eternos, que no caen del cielo, que nadie regala, pero que nadie tiene el derecho a quitarnos.
El contexto de crisis social sigue plenamente vigente: el paro, el exilio y la precariedad siguen muy presentes en el día a día de la mayoría de las jóvenes. No vamos a dejar de hacer lo que hacíamos, pero hemos decidido incorporar una forma de hacer política nueva para nosotras: incrustarnos en la ciudad desde la que hace algún tiempo creamos Juventud Sin Futuro, Madrid.
¿A dónde vamos? ¿Por qué ahora Madrid?
Pensamos que buena parte del trabajo de los movimientos populares que surgieron a raíz del 15 de mayo de 2011 (y antes), han dado algunos frutos. Nadie cree hoy que la crisis es un fenómeno que sucede como una maldición cada cierto tiempo y que tras la tormenta vuelve a salir el Sol. La gente organizada y movilizada ha generado un relato, se ha contado su propia historia pensando sobre ella y actuando para cambiarla. Hoy sabemos que hay muchas crisis en la crisis y que, en realidad, estamos frente a una enorme estafa: no somos una sociedad pobre, un país pobre o una ciudad pobre. Somos una sociedad con enormes recursos y con mucha gente empobrecida porque (la riqueza) se reparte de forma injusta, estúpida, irracional, en favor de quienes han ostentado el poder político y económico en los últimos decenios.
Hemos participado intensamente en ese trabajo, haciéndolo lo mejor que podíamos. No es una tarea acabada, pero creemos que el escenario político requiere de nuestra implicación en algunas batallas que todavía no estamos librando. Situar Madrid como un terreno para la política de Juventud Sin Futuro responde a varias reflexiones que venimos abriendo desde hace casi un año y que, desde el 7 de abril de 2014, hemos puesto a caminar en forma de acción política desobediente, combativa y democrática.
Madrid es la ciudad en la que vivimos quienes formamos Juventud Sin Futuro, y, como la sociedad, ha cambiado a peor en los últimos años. Se han consolidado los cambios que endurecían las condiciones de vida de sus ciudadanos. Madrid es una ciudad pensada para las grandes multinacionales y cada vez menos para sus habitantes.
Las ciudades son, en el mundo en que vivimos, un espacio político fundamental: aunque los Ayuntamientos o las regiones tengan poco poder de decisión, son el espacio en que la gente vive sus vidas. De la eficacia y precio del transporte, la oferta de ocio y cultura, la calidad de la educación y la sanidad, la disponibilidad de viviendas dignas o el trabajo, dependen nuestras vidas. Dentro de un año hay elecciones autonómicas y municipales, y, si no queremos que se conviertan en un teatro de marionetas en que se elige a representantes que no defiendan a sus representados, hay que dejar bien claro qué queremos. Para eso hay que hablar de Madrid y habilitar canales de participación. Si las instituciones no lo hacen, lo hacemos sin ellas.
Trabajar en la ciudad y en los barrios nos permite dejar de ser asambleas de Juventud Sin Futuro y coordinarnos con las múltiples realidades de Madrid: poner a rodar la pelota de #NoEsCiudadParaJóvenes para que las jóvenes de Madrid organicen sus quejas, visibilicen demandas e inventen soluciones, porque las ciudades tienen que estar pensadas por y para quienes las habitan y no para la Casta y sus negocios, y porque, si queremos cambiar las cosas, tenemos que ser muchísimas las que participemos de cada herramienta de transformación.
Participar y transformar, reclamar derechos con alegría, desobedeciendo leyes injustas, obviando la violencia de un Ayuntamiento que usa la policía como ejército de defensa de los intereses de unos pocos contra la ciudadanía, es también ejercer derechos. No basta con que una Constitución reconozca el derecho a la vivienda si no se tiene dónde dormir, del mismo modo que no basta con que un sistema se llame democrático, si ha dejado sin oportunidad de ejercer sus derechos de ciudadanía a parte de la población. La Democracia se caracteriza por que, en ella, todas somos ciudadanas libres e iguales y por que los derechos que se reconocen en las leyes, se ejercen cotidianamente.
Madrid ha sufrido, desde mediados de los años ‘80, un proceso de transformación muy profundo: de una economía basada en la producción de cosas que podían verse, tocarse y olerse (construcción, industria, etc.), hemos pasado a una economía basada en la especulación. Si el precio de las casas no es el del solar y la construcción sumadas, es porque en torno al derecho a la vivienda se ha especulado para enriquecimiento de unos pocos. Si la Sanidad pública se deteriora es porque, entre otras razones, sociedades para ricos como las SICAV generan beneficios millonarios pagando un paupérrimo 1% de impuestos (dinero que se pierde para los servicios públicos) y se reinvierten en hospitales privados, como los de CAPIO. Si las autoridades políticas estaban dispuestas a saltarse la ley y regalar kilómetros cuadrados para Eurovegas es porque han destrozado la economía hasta tal punto que necesitan agarrarse a cualquier inversión extranjera.
No se trata solo del modelo fallido de Madrid, sino del Modelo fallido de la Casta; este fracaso se puede ver en otras ciudades y pueblos españoles, con otros ejemplos de obras faraónicas y grandes fastos que solo han servido para endeudar a una generación entera. Si aumentan las tasas en Educación, expulsando a las alumnas y privando de otras tantas de poder tener una formación pública y laica, de una formación escolar y universitaria digna, es porque solamente les interesa generar beneficios para poder pagarse sus sobres y privilegios. Todo esto a costa de los derechos y las vidas de la ciudadanía.
Han generado una ciudad sin sociedad, como una jungla en la que se compite con otras ciudades del mundo por pagar los peores salarios y cobrar los menores impuestos a las grandes empresas; y en la que, desde que explotó la burbuja de la construcción, no se produce nada. Solo atraen dinero y turistas con la esperanza de que, los ingentes beneficios de las grandes empresas, dejen espacio a algún contrato por algunos meses. Quizá, con suerte, habrá quien cobre 1000 euros al mes. Al resto, a quien no tenga esa suerte, la habrán condenado a la pobreza. Por supuesto, sin contar con su opinión.
Madrid se mueve, nosotras y otros tantos colectivos que luchan por la Democracia con ella, tanto en luchas defensivas como en creación de alternativas, y esta campaña es creadora y escaparate de ese movimiento. Madrid como alternativa con alquileres públicos de 200 euros, con listas de espera de una semana, en lugar de cuatro meses, con transportes que puedas utilizar sin tener que dejarte un riñón.
Recuperar Madrid para la gente corriente es una tarea de tod@s. Y es urgente. Por eso, desde Juventud Sin Futuro hemos lanzado la propuesta de #NoEsCiudadParaJóvenes, identificando el trabajo, la vivienda, los servicios públicos, el transporte y el ocio como los problemas fundamentales de l@s ciudadan@s jóvenes de Madrid. Para, junt@s, recuperar una ciudad que no puede pertenecer a nadie más que a quienes la vivimos, la disfrutamos y la sufrimos. La Democracia es eso: el Pueblo decidiendo cómo quiere vivir, libre de las imposiciones de instituciones bajo la sombra de la sospecha por corrupción y presididas por una Alcaldesa y un Presidente de la Comunidad a quienes no ha votado nadie y en quienes nadie confía.
Madrid #NoEsCiudadParaJóvenes, pero debemos hacer que sea una ciudad de tod@s y para tod@s.
Dice la maldición china que "ojalá vivas tiempos interesantes". Este país vive tiempos interesantes, que obligan a redefinirse constantemente a quienes quieren intervenir en política, contribuir y dinamizar el cambio.
Juventud Sin Futuro se ha planteado, desde hace tiempo, la necesidad de incorporar a nuestra forma de acción política herramientas que interpelen a las instituciones políticas. Del mismo modo que estuvimos en la génesis del cambio político en el momento de las plazas y la protesta alrededor del 15M, queremos participar del momento actual que pasa, forzosamente, por la puesta de las instituciones al servicio de la ciudadanía. Entendemos que han estado en malas manos y han sido gestionadas por malas prácticas: la corrupción y el gobierno de una élite política que solo atendía a intereses propios y de los poderosos. Es el momento, también en el terreno institucional, de decir que ya basta, es el momento de echarles para que tengamos que dejar de irnos del país.
Pero Juventud Sin Futuro no es una herramienta electoral ni va a concurrir en lista alguna a procesos electivos. No somos eso ni es nuestra función. La política y la recuperación de la democracia para la gente son mucho más que eso. Con toda la humildad, pero con la ambición que nos caracteriza, hemos decidido apostar por una herramienta que cumpla dos funciones al tiempo: ser útil para la transformación dando ejemplo.
Queremos, desde ahora hasta el mes de mayo, abrir un canal permanente de participación para l@s jóvenes de Madrid en la campaña #NoEsCiudadParaJóvenes, desarrollando herramientas digitales y presenciales que nos permitan recoger las principales necesidades y demandas que tenemos. Mandar obedeciendo implica un paso previo: escuchar a la ciudadanía, la verdadera dueña del poder político en una democracia. Y la escucha debe ser activa e ilusionante. Entendemos que las próximas elecciones autonómicas y municipales en Madrid, nuestra ciudad y nuestra región, deberán tener como actores centrales a candidaturas de unidad popular y ciudadana que pongan las instituciones al servicio de la gente. En esa tarea, es necesario que colectivos como Juventud Sin Futuro recojan las demandas de la gente, escuchen proponiendo y sean capaces de abrir canales de comunicación con candidaturas que deben, forzosamente, atender a los actores sociales de cambio.
Por eso entendemos que la propuesta es útil para transformar, porque fortalece el perfil ciudadano de las candidaturas que sean capaces de recoger las propuestas que formulemos entre tod@s y nos mantiene en una posición de interlocutor privilegiado pero también de vigilante atento del cumplimiento de los programas electorales de, por y para la ciudadanía. Y entendemos que damos un buen ejemplo a otras iniciativas y a las propias candidaturas: el de abrir cauces de participación y un fuerte compromiso con su resultado.
Este país y esta ciudad merecen algo mejor que la política monopolizada por intereses de minorías privilegiadas. Merecen que el protagonismo sea de la gente corriente. Para eso hace falta estar dispuest@s, mojarse y construir democracia cada día y desde todas partes.